La comarca de Arousa afronta un verano marcado por el notable incremento de autocaravanas que recorren sus carreteras y ocupan sus zonas de estacionamiento. Este fenómeno, que en los últimos años ha ido en aumento, está generando un debate sobre la ordenación y regulación de estos vehículos, con especial preocupación en municipios turísticos donde la afluencia es más intensa.
Las autoridades locales han hecho un llamamiento a la Xunta y a la Diputación para que se impliquen en la búsqueda de soluciones conjuntas. El objetivo es evitar que la falta de control derive en problemas de convivencia, saturación de espacios y, en algunos casos, impactos negativos sobre el medio ambiente. Entre las peticiones se encuentra la creación de áreas específicas de aparcamiento y pernocta, dotadas de servicios básicos como suministro de agua, puntos de vaciado y gestión adecuada de residuos.
La situación se agrava en fechas punta del verano, cuando las playas y zonas de interés natural de Arousa se convierten en destino prioritario para turistas que viajan en autocaravana. Este año, el incremento de visitantes ha sido especialmente visible en municipios como O Grove, A Illa de Arousa, Cambados y Vilanova, donde se han registrado concentraciones de vehículos en áreas no habilitadas para este fin.
Desde los ayuntamientos se insiste en que no se trata de limitar la llegada de autocaravanistas, sino de establecer un modelo de gestión que permita compatibilizar su presencia con el uso ordenado de los espacios públicos. La Asociación de Concellos da Comarca ha planteado la posibilidad de elaborar una normativa comarcal coordinada, que unifique criterios y evite que cada municipio actúe por su cuenta.
Los autocaravanistas, por su parte, también han mostrado disposición a colaborar. Algunas asociaciones del sector recuerdan que la mayoría de usuarios cumplen las normas, y que los problemas suelen derivarse de una minoría que aparca en lugares prohibidos o no respeta las normas básicas de convivencia. Consideran que contar con áreas adecuadas no solo mejoraría la experiencia del visitante, sino que también impulsaría el turismo sostenible y aportaría beneficios económicos a los negocios locales.
El desafío ahora pasa por lograr un equilibrio entre la libertad de movimiento que caracteriza a este tipo de turismo y la necesidad de preservar el orden y el entorno. Las próximas semanas serán clave para que las administraciones locales y supramunicipales acuerden un plan que permita afrontar de manera estructural esta realidad que, lejos de ser puntual, apunta a consolidarse como una tendencia creciente en la ría de Arousa.
Fuentes:
Farodevigo.es
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